Por Catalunya Religió / Obispado de Lleida / Comunicación Salesianos

Pilar Lance, responsable de la Plataforma Social Salesiana en Lleida explica como el casal de verano y otras acciones ayudan a que los niños, jóvenes y familias más vulnerables no se queden atrás.

La Plataforma Social de los Salesianos (PES) en Lleida sigue con todas sus actividades. El Centro Residencial de Acción Educativa (CRAE) y los pisos de emancipación tienen todas sus plazas cubiertas. El Servicio de inserción sociolaboral sigue con la dinámica de buscar trabajos en la temporada de verano y a buen ritmo.

El Espai Jove (Espacio Joven) sigue ofreciendo sesiones de alfabetización y asesoramiento jurídico. Y finalmente se ofrecen dos Centros de verano a partir de los Servicios de intervención socioeducativa para los jóvenes más vulnerables: por la mañana para los más pequeños y por la tarde para los mayores de doce años. Unos 90 niños y jóvenes del barrio de la Bordeta. En los casales se atiende en  grupos autónomos y reducidos de 10 niños, niños y jóvenes de hasta 16 años en los centros de Mercadet, Mercat y Trampolí.

El confinamiento reciente de la comarca del Segrià de momento no ha hecho peligrar la situación en los casales, aunque dos grupos están en cuarentena y una vez pasada la prioridad es volver a la normalidad.

Desde Salesianos también se implican con un grupo de 15 jóvenes que no pueden hacer casal y que trabajan contra la xenofobia y el racismo. Les ofrecen actividades de mañana para evitar que se queden en casa sin ningún recurso educativo.

Gracias a la colaboración económica del obispado de Lleida y de una subvención gestionada por la Coordinadora Estatal de Plataformas Sociales Salesianas, han podido contratar  nuevos monitores/as y asumir los costes extras de limpieza. Ahora están a la expectativa por si se producen cambios y retrocesos, por ejemplo, con un nuevo confinamiento en las casas.

Niños que se comerían la silla

Mientras tanto, siguen trabajando. Por un lado, han tenido que gestionar el miedo. «Si no hubiéramos insistido, muchos niños no hubieran venido», apunta Pilar Lance, responsable de la PES Lleida. Una vez han tenido los niños en el centro, han detectado que durante el confinamiento «los pequeños han perdido muchísimo». «Tenemos niños que en marzo leían y que ahora no leen», explica.

Su equipo percibe mucha diferencia entre centros escolares en cuanto al apoyo y acompañamiento a las familias. «Hay centros que han abandonado los niños durante estos tres meses». Lance relata que desde salesianos «más que nunca se ha hecho un acompañamiento a las familias» porque «son gente abandonada». En el momento de la pandemia «todo el mundo tiene miedo y todo el mundo se esconde» y denuncia que a estas familias «no las llamaba nadie, sólo nosotros».

En el casal ahora hacen deberes para ponerse al día, y con los grandes hacen talleres de trabajo emocional. Se dan cuenta que durante el confinamiento en las casas ha habido 8 ordenadores para 90 niños y que «muchos padres han sido incapaces de ayudar a los hijos porque tampoco sabían cómo funcionaban los dispositivos».

En el caso del acompañamiento en la emergencia social, han detectado «ayudas con tarjetas monederos que no funcionaban» y ahora lo ven con los niños que participan de la casa. A la hora de comer, dice, «los niños se comerían incluso la silla». Llevan hambre acumulada.

La acción de los Salesianos se enmarca en el trabajo de las entidades de la Red de Acción Social y Caritativa del Obispado de Lleida, que no cierran en verano, al contrario, su actividad y la atención a los más vulnerables se intensifican para paliar los efectos de la pandemia.

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